Cuando aplicamos una mascarilla en nuestro rostro contribuimos al tratamiento de nuestra piel dejándola suave y mejorando su aspecto. Los tratamientos de belleza no tienen que ser costos para ser efectivos, muchas veces con los productos que tenemos en la despensa o en el refrigerador podemos realizarnos un buen tratamiento cosmético.
Pero antes de que corras al refri y te apliques una mascarilla, debes elegir la que sea más adecuada a tu tipo de piel, pues no todas son aptas para todos los tipos. Ejemplo, si tienes la piel grasa y aplicas una mascarilla de aguacate, podrías provocar la aparición de espinillas ya que aporta grasas y nutrientes, que serían mejor para una piel seca o desvitalizada.
Piel seca:
- Yogurt natural + miel de abeja
- Plátano machacado + avena + miel de abeja
Piel grasa:
- Jitomate rebanado o machacado
- Pepino rebanado o machacado
- Avena + miel de abeja (¡mi favorita!, tip: al aplicarla date un ligero masaje, exfoliarás tu piel :) )
- Fresas machacadas
- Miel + pulpa de sábila (aloe vera)
Cuando prepares tu mascarillas, ten en cuenta que deben tener las siguientes características:
- Consistencia de crema, pasta o gel.
- Adherirse fácilmente a la piel
- Producir un efecto de "estiramiento" después de aplicarse
- Eliminarse con facilidad
Antes de aplicarte cualquiera de estas mascarillas, debes lavar muy bien tu cara para retirar los restos de sudor, grasa, polvo y maquillaje.
Tip: Si antes exfolias tu piel, obtendrás mejores resultados.
Estos son sólo algunos ejemplos, pero existen muchas otras, ¿cuál es tu favorita?
Si eres alérgica a alguno de los ingredientes mostrados en este post o cualquier otro, no debes aplicarlo en la piel, pues podría provocarte alguna reacción desfavorable. ¡Cuida tu piel!
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